domingo, 5 de diciembre de 2010

EL SUBMARINO DEL VIEJILLO

Una vez terminados los exámenes y el pedazo temporal de frío que habíamos tenido, aprovechamos, y nos lanzamos a la mar el viejillo y yo. Por la noche había helado, y el viento sur proveniente de los montes nevados hacía que la sensación térmica en la mar fuera de apenas 2º a las diez de la mañana.


Fuimos con la intencion de quedarnos allí todo el día (ya que para las seis de la tarde es de noche), en esta ocasion con el objetivo de pescar brecas. Fuimos a la zona, de unos 40 metros de profundidad, pero el viento del terral era tan incómodo que decidimos acercarnos a costa, donde estaríamos mas cómodos, pues las montañas nos protegían de este frío viento. Allí sacamos poca cosa, una cabra y un perlón pequeño, por eso decidimos acercarnos al abra, pues queda mas cerca de puerto, en caso de que el viento fuese a más.

En esa zona sacamos cinco brecas, y el jefe se animó a poner dos aparejos para txipis. Sacó tres en quince minutos, de repente notó como si se le hubiese enganchado la potera en el fondo. Estiró, estiró, y siguió estirando pero traía algo de peso, pensó que se habría enredado con el otro aparejo. Cuando apenas quedaban dos metros para finalizar de recoger el aparejo ve un cuerpo más marron que el tronco de un arbol. ¡¡¡¡¡Begiandi, begiandi!!!!! gritó el condenado.


Menudo submarino que se sacó, kilo y medio dio en la báscula, con una medida de concha de medio metro, una verdadera pasada de animal.

Mas tarde, entró a la americana un perlón que se acercaría sigilosamente al kilogramo de peso, pero no llegando a alcanzarlo.

PDTA: A pesar de que parezca una decente pescata, el vecino izquierdo de embarcación mostró su cara mas pésima, afirmando que``no habéis pescado nada´´, en fin, en todos lados te encuentras gañanes.


un saludo y buena pesca.
Iñigo.